ADEStiempo
A penas lo conocí no le prestaba atención. Algo en mi o en él, hizo que mi interés no se vuelque en él.
Pero años más tarde lo volví a conocer y esta vez sí llamó mi atención. Si lo estaba mirando.
Y sin saber si si o si no, decidí probar.
Yo no me considero de esas personas que prueban, pero él me generó eso: ganas de probar.
Con él la pasaba bien. Qué digo bien, la pasaba muy bien.
Con él el reloj volaba. Todo el tiempo era poco, todo espacio era chico.
Con él jugamos a descifrarnos, y también a encasillarnos.
Con él hablábamos del mundo, de lo maravilloso que podía resultar el mundo.
Con él hablábamos de cine. Hablábamos mucho de cine. Horas y horas robandonos películas, compartiéndonos títulos. Pegándonos en la frente de asombro e indignación cuando cualquiera de los dos no había visto "el clásico" del otro.
Con él también nos bañabamos en libros, Galeano nos encontraba y algúno de sábato nos separaba.
Él no era mucho de la cerveza, y yo no era mucho de los simpsons pero lo compartíamos.
Él se mostraba puertas afuera, yo puertas adentro.
Él me daba a elegir y también elegía. Él era un hermoso corte de semana, era como una bocanada de aire fresco cuando uno esta asfixiado.
Genuino, lo defini.
Lo defini y lo disfrute.
A él lo miraba mucho, pero cuando no me veía, porque soy de esas que se sonrojan.
Con el todo iba despacio. Despacio para los tiempos que uno acostumbra bah, que no se si es igual al despacio universal.
Él me amanecía con un buen día! Con esas dos palabras que parecían gritar el destino de mi jornada, porque mientras duró , te juro, ese día resultaba siendo un buen día.
Él compartía. Compartía sus bondades, sus tesoros y sus miserias.
Él tenía gestos, estaba en detalles, prestaba atención.
Él no tenía miedo de las palabras. Las palabras se deslizaban por sobre él y tan dentro de él, que era incuestionable su espontaneidad. ,
Él me robó unos libros, yo me robé un par de canciones que eran suyas , muy suyas y jamás había oído.
Él subió la guardia cuando yo la bajé.
El se quedó sin respuesta la única vez que asomó una pregunta.
Y entonces, otra vez, la historieta de los destiempos y el corazón.
Pero años más tarde lo volví a conocer y esta vez sí llamó mi atención. Si lo estaba mirando.
Y sin saber si si o si no, decidí probar.
Yo no me considero de esas personas que prueban, pero él me generó eso: ganas de probar.
Con él la pasaba bien. Qué digo bien, la pasaba muy bien.
Con él el reloj volaba. Todo el tiempo era poco, todo espacio era chico.
Con él jugamos a descifrarnos, y también a encasillarnos.
Con él hablábamos del mundo, de lo maravilloso que podía resultar el mundo.
Con él hablábamos de cine. Hablábamos mucho de cine. Horas y horas robandonos películas, compartiéndonos títulos. Pegándonos en la frente de asombro e indignación cuando cualquiera de los dos no había visto "el clásico" del otro.
Con él también nos bañabamos en libros, Galeano nos encontraba y algúno de sábato nos separaba.
Él no era mucho de la cerveza, y yo no era mucho de los simpsons pero lo compartíamos.
Él se mostraba puertas afuera, yo puertas adentro.
Él me daba a elegir y también elegía. Él era un hermoso corte de semana, era como una bocanada de aire fresco cuando uno esta asfixiado.
Genuino, lo defini.
Lo defini y lo disfrute.
A él lo miraba mucho, pero cuando no me veía, porque soy de esas que se sonrojan.
Con el todo iba despacio. Despacio para los tiempos que uno acostumbra bah, que no se si es igual al despacio universal.
Él me amanecía con un buen día! Con esas dos palabras que parecían gritar el destino de mi jornada, porque mientras duró , te juro, ese día resultaba siendo un buen día.
Él compartía. Compartía sus bondades, sus tesoros y sus miserias.
Él tenía gestos, estaba en detalles, prestaba atención.
Él no tenía miedo de las palabras. Las palabras se deslizaban por sobre él y tan dentro de él, que era incuestionable su espontaneidad. ,
Él me robó unos libros, yo me robé un par de canciones que eran suyas , muy suyas y jamás había oído.
Él subió la guardia cuando yo la bajé.
El se quedó sin respuesta la única vez que asomó una pregunta.
Y entonces, otra vez, la historieta de los destiempos y el corazón.
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