El señor de los ojos cielo

Los martes suelo volver en tren a casa. El sarmiento resulta ser quien me deja escapar de la ciudad de la furia. Pero ese martes fue distinto. Ese martes llovía, había un viento fresco, la ciudad estaba gris, parecía que se venía una de esas a las que llaman Santa Rosa. Y yo termine lejos del A , que es el que me acerca a plaza miserere. Entonces decidí cambiar. Decidí divertirme y buscar otra forma de retornar. Esos jugueteos que te hacen sentir un poco mas pizpireta, viste?.
Me pare en el metrobus de la 9 de Julio y me tome el primero que vino. Mi parada se llamaba Estados Unidos. Cruce hasta cerrito, con la odisea que eso implica para cualquier mortal y unos minutos después llegué. Recordé que mi tarjeta para viajar estaba en saldo negativo y que como cambie de ruta no sabia donde cargarla. Así fue cuando apareció una agencia de lotería justo en la esquina de cerrito y estados unidos.
Entré, había tras esos vidrios que prometen seguridad, un señor canoso de ojos muy celeste. Celeste cielo sin nubes. Celeste escarpines de bebe. Celeste bandera argentina. Yo saludé. Saludé con amor, porque siempre es lo que tengo para ofrecer, y el me respondió desganado, sin siquiera mirarme. Pero no me sorprendió, ya que es algo que a menudo acontece. Le pregunto si prefería cambio, me mira, me sonríe y lanza la negativa. Devuelve mi tarjeta  y mientras la estoy guardando me dice: Ah vos que salís .. Me haces un favor? Y en mi mente por primera vez no volaron ideas. No sabia que favor podía pedirme el señor de la lotería. Si, claro- respondí. Y ahí lanzo la flecha, ahí tiro el balde de agua helada, ahí me miró fijo como nunca antes.
Si lo ves a Santiago decile que lo estoy esperando. Que lo seguimos buscando.
Mis ojos se abrieron mucho, se llenaron de agua. Si cerraba los ojos iba a ocurrir lo que cortazar llama "el aplastamiento de las gotas". Por eso los mantuve abiertos, bien abiertos y se filtro por la mirada un abrazo, una mano apretando la otra, un grito de auxilio.
Maldonado? Respondí sin saber que decir.
Si, me dijo. Si lo ves decile, por favor.
Me encantaría. Me encantaría poder decírselo señor.
Ya se lo vamos a decir, me contestó. Me contestó y me liquidó.
Yo no se si el esperaba a Santiago. No se si era su familia de sangre o no. Quizás su padre, o su padrino, o un amigo de la familia.. No se. O quizás un argentino sintiendo como un ser humano desaparece y nadie se mueve.
La gente no desaparece. A lo sumo, la desaparecen. Y mañana podes ser vos.
Santiago maldonado, a donde estés, salud.
Y que algún día tu tierra de justicia. 

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