Amar la mar

Después de mucho tiempo volvió, pinta de por medio, la pregunta que parecía haber quedado atrás: ¿y por qué India? .
Me invadió un silencio. Me brotó una sonrisa.
Mitad incomodidad mitad desconcierto se me hizo difícil explicarle, a él, que era imposible explicárselo. Que no se porque India, pero se que fue sin duda de las mejores decisiones.
Mientras intentaba que no huya repentinamente por sentir que estoy  demente y en paralelo sin poder ocultar la rareza que me caracteriza; me adentre con hidalguía en la tarea de poder contarle un poco de india. Y ahí entendí que contar un poco de india implica contar un poco de mi. Que India no fue solo un viaje. No fue solo un viaje sola. No fue solo un viaje sola por bastante tiempo. India fue la puerta a la busqueda eterna.
Fue, quizás, la certeza de que es posible otra vida. Que es posible vivir distinto. La certeza de la posibilidad de otro modo de vida, acompañada de la certeza de que no es aquí, en Argentina. (Buenos Aires acotó él).
También fue el ver la liviandad con la que es posible vivir. Visualizar la cobardía con la que vivimos, y la aptitud para el acostumbramiento que tenemos los occidentales.
Fue un jaque mate a la existencia. Una orden de resignificación. Una especie de dirección obligatoria hacia una sola pregunta ¿dónde queres estar? Y entender que ese dónde ,no es,  quizás, tan solo un lugar geográfico. Es un donde de vos. Es en qué parte de vos querés estar?
India me llevó esta vez a que él me cuente como se lleva con la existencia. Cuan apabullado se siente acá. En: para mi, Argentina para él, Buenos Aires.
India no me es indiferente.No me deja indiferente. No puedo olvidarla. No puedo sentirla tan solo un lugar más o una aventura adolescente.
Porque no hay día que no la recuerde , que no mire que tal anda todo allá, que no me comunique con quienes me fui juntando , que olvide que sentí amor sin tiempo, que no tocaba el teléfono, que no habia mascaras, que me regaló calma, que me ayudó a cerrar heridas, a soltar mochilas.
No hay dia que me olvide del señor de las frutas, del baba fumón, de la mujer de la orilla del rio, de los jovencitos del tren, del dueño de la casita de jaisalmer, del hombre que no sabia su edad , de la muchacha de los mehendi en pushkar, de los besos en la nariz de sunny, y asi..
Por eso, ayer cuando él me preguntó  ¿por qué India?.  mi cara fue el indicador de que sería largo, de que quizás le resulte tedioso, de que aun hoy no se porqué India. Y no se si lo sabre. Y no se si algo cambiaria en caso de saberlo.
Lo que se, es que ya hace ocho meses que india no es el aire que me amanece, ni el piso que me ve andar, ni el viento que me acaricia. Y la extraño. Y no se si viviria allá, pero la extraño. Mucho la extraño. Y mas pasa el tiempo y mas siento que contar cosas de india me hace feliz, y en paralelo me atemoriza que los recuerdos vayan perdiendo la nitidez que mi alma siente. 

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