Me arde

Creí, me encandiló. 
Me gustó lo que vi, me atrapó su mente, quise hacer mas leve su dolor. Me dejó llegar, me hizo parte. Me encariñe, aunque quiera negarlo, se que es así. Me daba buenos aires, aires nuevos. Sentí que había alguien que llevaba en su frente la señal de la que hablaba Demian, esa señal que percibimos desde el momento en que mirando firmes a otros ojos, dejamos que nos invadan, que nos conozcan. Y hoy un tiempito después me siento vacía, engatusada. Un tanto tonta y desorientada. 
No puedo evitar cuestionarme si vi lo que quise, vi lo que era, o vi lo que me ha querido mostrar. No se que hacer. El querer y el deber se chocan con una fuerza que a veces hiere. Se que me da poco, lo que puede o lo que quiere. Y yo acepto, yo sigo tranzando con esa maquina de conformismos. Esa maquina que a larga lastima. Y mil canciones describen el estadio, prosa por prosa van siguiendo esta historia. Me hiere, se olvida del respeto, me hace bailar a su song, y lo se, lo puedo ver. Pero al mismo tiempo, me hace bien, sigo creyendo ver esa señal. Lo quiero cerca y lejos. 

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